
El rearme europeo empieza a oler a podrido antes incluso de haber comenzado. La sorprendente unanimidad de los jefes de Gobierno europeos en apoyar un gasto disparatado en defensa, unida al sobrevenido espíritu combativo de unos líderes que siempre se han caracterizado por su espíritu timorato, debilidad y falta de resolución, apunta a una nueva tentativa de atraco fiscal al ciudadano.
El desmedido y sobreactuado esfuerzo que están haciendo antes sus respectivos países todos los gobernantes, y los representantes de las instituciones europeas, para atemorizar a la gente y convencerla de que la inexistente amenaza rusa que se cierne sobre nosotros nos conduce inexorablemente a una guerra para la que no estamos preparados, no es más que la coartada para que los europeos aceptemos como inevitable la necesidad de permitir a los mangantes que nos gobiernan malgastar 800.000 millones de euros, teóricamente en defensa.
Dinero que, en su mayor parte, piensan pedir a crédito y que, por supuesto, vamos a pagar los europeos vía impuestos, incluyendo los intereses y las milmillonarias cantidades de ese pastón que se van a ir desviando por "puertas laterales" o que se van a quedar por el camino en forma de comisiones millonarias en beneficio de determinadas empresas, bancos y fondos de inversión que tienen en nómina a expolíticos suficientes como para llenar otra vez el Congreso.
Bruselas está llegando a extremos tan ridículos como recomendar a los europeos que se pertrechen para el comienzo de esa guerra de mentira con la que nuestros gobernantes, todos ellos grandes trileros, pretenden estafarnos vía impuestos.
Rusia por su parte ve los toros desde la barrera, probablemente sin entender muy bien por qué insistimos tanto en que invadirán toda Europa cuando ni tan siquiera han podido invadir Ucrania. No obstante, entre las sandeces del nuevo hombre del Kremlin en la Casa Blanca y nuestro empecinamiento en rearmarnos hasta los dientes, debe ser Vladímir Putin el que esté haciendo palmas con las orejas: Por un lado está imponiendo a Trump sus condiciones para alcanzar la paz con Kiev y, por otro, está demostrando a sus ciudadanos que es necesario protegerse de los belicistas europeos.
Sin embargo, lo más preocupante de esta nueva mentira que están urdiendo de forma comanditaria las oligarquías económicas y políticas europeas para trincar 800.000 millones de euros es si serán capaces de convertir esta amenaza de guerra de mentira en una guerra de verdad y embarcarnos en ella para poder hacer su negociete.
Esperemos que, a pesar del humo que están levantando esta piara de desalmados, seamos capaces de ver que esto, al igual que las armas de destrucción masiva de Irak en 2003, es solo otro fraude.


Comentarios potenciados por CComment