Mal rato he pasado cuando el webmaster del Universo que se encarga de los aspectos técnicos del templo de objetividad, ecuanimidad y veracidad que es este periódico digital me dijo que yo no tenía inodos y que así ya podía ponerme a escribir postales porque en el periódico no se iban a publicar ni las órdenes de búsqueda y captura contra mí.
Milton
Me preocupa la actitud de los cuatro pelos que me quedan en la cabeza. Y no es que yo pretenda conminarles a hacer algo contra su voluntad, pero lo cierto es que cuando les paso el peine y los inclino hacia la derecha, ellos siempre vuelven a ponerse tiesos y, finalmente, terminan descansando hacia la izquierda. Y eso no es bueno.
Experiencia traumática la de darse de alta en una de esas plataformas televisivas ahora tan de moda, que lo de pagar por adelantado es la parte más fácil, pero luego llega el segundo capítulo, el de ponerte delante de la Smart TV a teclear para que se pueda ver el Nisflis.
Como en este país hay mucho esnob, todo el mundo está al tanto de que se está celebrando el año nuevo chino, pero fueron muy pocos los que sabían que ayer se celebraba el Día Internacional del Abrazo. Sé lo que están pensando, que abrazando a un chino matas dos pájaros de un tiro. Cierto y ahorrar munición es importante en estos días.
Pues les digo una cosa, pa mí que los Reyes Magos están sobrevalorados. Entiendo que hay que mantener el discurso falso e ilusionante creado para los niños y otros votantes, pero lo cierto es que a mí no me han traído nada de lo que había pedido. Y eso que envié la carta certificada, con acuse de recibo y con un billete de cinco eurillos dentro para su próxima campaña electoral.
Casi olvido contarles que hace un par de días fui víctima de un atropello, y no me refiero a lo que hacen habitualmente los bancos y las compañías eléctricas con sus clientes, sino a un atropello de los de verdad, de esos en los que un vehículo con motor y ruedas te se lleva por delante. Un susto.
Como es tradición, hace unos días celebré la comida navideña de empresa, actividad que no es únicamente lúdica sino una herramienta fundamental para mantener el espíritu de equipo y la solidaridad entre todos los empleados, sin importar el precio del evento o ágape.
Quizá por culpa de mi innata gallardía y espíritu aventurero, regresé hace unos días a Marbella tras un arriesgado periplo por ignotas tierras del norte, tradicionalmente refugio de beligerantes rebeldes que, sin embargo, no han desanimado mis obligaciones como colonizador.
Esta mañana se ha presentado el anuncio de la Lotería de Navidad y, como me sucede todos los años, ha logrado levantarme el ánimo. Con esos actores tan amargos y tristes, esos guiones de tragedia griega y la música sacada del hit parade de las bandas sonoras de velatorios, cuando termino de ver el anuncio me doy cuenta de que mi vida está plagada de éxito y de que cada día me parezco más al hermano guapo de Brad Pitt.