Bueno, parece que el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, no lee mis artículos y ya es tarde para evitar nada. Si bien, mientras los soplagaitas de los líderes europeos continúan con sus declaraciones chorras sobre la legalidad internacional, lo importante es detener el conflicto ahora, hoy.
Y solo hay una forma de hacerlo. El Gobierno ucraniano debe declarar la rendición del país a Rusia y ordenar a su ejército bajar las armas para evitar seguir perdiendo vidas inútilmente.
Plantear una resistencia numantina a base de lanzarle cócteles molotov domésticos a los blindados rusos, como ha pedido Zelenski a todos los ciudadanos, es una auténtica estupidez que solo servirá para que mueran otro montón de ucranianos.
Por el momento, es mejor una Ucrania rusa que una Ucrania muerta, sobre todo teniendo en cuenta que el país va a caer en manos de Moscú de todas formas.
Los soldados rusos han llegado a la capital en menos de 48 horas, lo que demuestra lo inútil de cualquier intento de combatir en condiciones de igualdad en un enfrentamiento que es desigual.
Lo más probable es que los militares ucranianos, sabiendo que no podían ganar, ya tengan previsto un plan de resistencia desde la clandestinidad en una Ucrania ocupada, y para ello habrán preparado, distribuido y ocultado los recursos militares necesarios para estar castigando a las tropas invasoras día tras día en una guerra de guerrillas. A los chechenos y a los afganos les funcionó, y vencieron, aunque con un enorme costo en vidas para ambas partes.
De nuevo, animar a los ucranianos a desconfiar de nosotros, los europeos. Como ya he dicho en más de una ocasión, estamos demasiado acomodados para hacer nada por nadie. Ucrania nos importa tan poco que ni tan siquiera los pacifistas europeos han salido a manifestarse contra Putin y su guerra.
El hecho de que no seamos capaces de ponernos de acuerdo entre los socios de la Unión Europea en casi nada y que cada Estado miembro actúe siempre y únicamente de acuerdo con los intereses nacionales, debió ser suficiente para que los ucranianos comprendieran la mierda de aliados que tenían.
Y que se olviden de las sanciones, en cuanto comprobemos que también perjudican a nuestras economías, las abandonaremos. Pensemos solo en la dependencia europea del gas ruso. Ningún político occidental va a permitirse perder votos por culpa de las sanciones a Rusia. Como bien decía ayer en la televisión un analista, preguntémonos quién soporta más, ¿los rusos el hambre o nosotros el frío? La respuesta es obvia.
Puesto que es poco probable que Putin decida retirar sus tropas tras la condena institucional realizada por Pedro Sánchez, insisto en que Ucrania debe rendirse inmediatamente para evitar más muertes inútiles y decidir luego cuándo, dónde y cómo quiere luchar.
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