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Por Fin
Jueves, 15 de Agosto de 2024
Por Fernando Madariaga

Ahora empieza a conocerse el precio que vamos pagar por el pacto que el Gobierno central ha firmado con los independentistas catalanes para que permitan la investidura de Salvador Illa.

Cuando los socialistas apelan constantemente a la “discreción” durante cualquiera de sus numerosos procesos negociadores, quieren decir que van a ocultar las concesiones que están haciendo para mantener al "zar" de La Moncloa.

En el caso de Illa, lo de concederle a Cataluña una financiación aún más privilegiada con la cesión de la gestión de todos sus impuestos no es la única concesión, inconstitucional por cierto, que Pedro Sánchez ha hecho a sus socios secesionistas. Esta semana ha trascendido que el nuevo president va a crear un cuerpo diplomático propio catalán y ampliará el número de “embajadas” de esta autonomía porque ERC lo había exigido para dar su apoyo a la investidura. Por cierto, que esto también es inconstitucional, además de poco inteligente.

Asuntos exteriores es, por lógica, una competencia exclusiva del Estado y es indelegable porque afecta directamente a la soberanía del Estado. Y aun saltándose esa legalidad, cosa que piensa de nuevo hacer Pedro Sánchez, el sentido común lleva necesariamente a plantear el caos en la política exterior que puede plantear esta nueva estupidez.

Imaginen las aberrantes situaciones que podrían llegar a producirse si la Generalitat se pone a reconocer países como churros en solidaridad con otros movimientos secesionistas por todo el mundo, o reconoce a un Gobierno extranjero que España considera ilegítimo. Qué pasa si uno reconoce a Maduro como legítimo presidente venezolano y el otro no, qué hacemos en Naciones Unidas, ¿llevamos una delegación comanditaria?

Y cuando las demás autonomías también reclamen la competencia de política exterior, no solo tendremos que preguntarnos qué hacemos sino también cómo hará el resto del mundo para entenderse con nosotros. ¿Tendrán que abrir 18 embajadas -1 por cada autonomía más la del Estado-? ¿Abrirá cada autonomía embajadas en las principales capitales del planeta? Esta sería una buena forma de seguir malgastando el dinero de los españoles y, además, permitiría a cada sátrapa autonómico colocar a sus amiguetes con sueldazos de cine.

Imaginen la lamentable imagen que daremos ante la comunidad internacional, la inseguridad jurídica que trasmitiremos a nuestros aliados y a las organizaciones supranacionales, empezando por la OTAN.

Y ya podemos tener el primer problema serio en el horizonte fruto de esta idiotez: tras recibir los partidos independentistas catalanes el apoyo de Rusia a su proceso de autodeterminación, ofreciendo incluso el envío de tropas a Cataluña, ¿qué posición adoptará la “política exterior” de esta autonomía en relación con el conflicto en Ucrania?

Reconocer la competencia de política exterior significa una renuncia tácita del Estado a una buena parte de su soberanía y, simultáneamente, el reconocimiento de ese mismo tanto por ciento de soberanía a una autonomía que no es un ente soberano. Esa renuncia del Estado implica, a nivel internacional, un reconocimiento de la estatalidad de Cataluña ante una renuncia clara por parte del Gobierno central a su españolidad.

Si nadie impide esta nueva mamarrachada de Pedro Sánchez, técnicamente, Cataluña podrá declarar un guerra o ser ocupada por terceros países, ¿qué ejército va a defenderla?.


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