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Cuna de navegantes

Milton

Martes, 14 de Febrero de 2017

Pues el otro día tuve que ponerle los puntos sobre las íes a unos que pretendían darme una lección de marinería.

Porque nosotros, los residentes de la Golden Mile, somos gente de profunda raigambre náutica y yo siempre he dicho que lo mío es la mar. Que ya desde joven me ha gustado estar la mar de bien tomándome mis cervecillas en la barra de alguna biblioteca marinera. Por eso cuando uno comentó que con este poniente no hay quien pare, me chupé el dedo índice, lo alcé al viento, olfateé la brisa y le indiqué que se equivocaba, que se trataba de un levante de pocos nudos, ideal para la navegación en pleamar, como siempre solíamos hacer Master & Commander y yo. Nelson era más de soltar el trapo a barlovento siguiendo el rumbo de derrota claro está, pero esa ya es otra historia.

Pero el otro parroquiano se negaba a dar su brazo a torcer y dijo que, aunque él no entendía mucho porque solo llevaba 35 años pescando en esas aguas, le daba la sensación de que no eran pocos nudos porque el aire le había arrancando la peluca a un señora y dos empastes a un turista guiri. Tonterías, le espeté, el problema es que los dentistas de por ahí fuera son unos chapuceros, los cúmulos que se avecinan por el Noroeste indican lo contrario. Y el tipo erre que erre, que eso no es el noroeste sino el sur. Qué estupidez, allí está el Noroeste, bar marisquería también de honda tradición marinera: caña y tres gambas a 1,50. El tipo, sorprendido preguntó, ¿de Huelva? No, le contesté, soy de la Golden Mile, cuna de navegantes.


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