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"Urbanitas tropezadores"

Milton

Jueves, 06 de Abril de 2017

Entre cacas de perro y baldosas sueltas, lo de andar por las calles de Marbella es como ponerse a bailar en un campo minado de Basora.

Las baldosas sueltas son, sin embargo, las más peligrosas porque, como los peores artefactos explosivos, solo los detectas cuando has tropezado con ellos o cuando, al pisarlas en un día de lluvia, salta ese chorro de agua fría y sucia que te pone pringando el pantalón.

De ahí que hoy reivindique la falta de sensibilidad de las administraciones públicas hacia nosotros, el colectivo de "urbanitas tropezadores", que ni tan siquiera disponemos de un local cedido por el municipio para reunirnos y contarnos cómo nos rompimos los morros en determinada calle al tropezar con una baldosa suelta, o mostrar a las otras víctimas el lamentable estado que presenta el pantalón y el zapato al pisar en el falso pavimento tras la lluvia.

Creo que, como colectivo de víctimas, deberíamos tener una subvención para reponer los piños que vamos dejando por las aceras. Y hasta un día señalado, como tiene ya todo el mundo: el Día Internacional del Tropezador. Jornada en la que se podrían organizar concursos de escoñamiento callejero, charlas de odontólogos que explicaran cómo poner los morros al caer para abaratar la factura de los implantes, o incluso talleres en los que aprender a colocar mal las baldosas, impartidos por empresas adjudicatarias de estas obras públicas. Ya saben, como dijo Sun Tzu, conoce a tu enemigo.

Ahora bien, que quede bien claro que este colectivo de víctimas no engloba a los pisadores de cacas de perro, que siempre me han parecido unos oportunistas que intentan equiparar su victimismo al de los tropezadores.

Qué tendrá que ver pisar una caquita con darte un guarrazo en medio de la calle por una baldosa suelta, con todo el mundo mirando, que encima hay que ponerse en pie como si no hubiera pasado nada para que, al terrible dolor del escoñamiento, no se sumen las indisimuladas risas maliciosas de todos los que te han visto. Porque en este país somos muy así, de celebrar las desgracias ajenas. Se lo digo yo, que he visto algunas leches que son para partirte de risa. Mucho insolidario es lo que hay.


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