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"Botecillo Man"

Milton

Sábado, 01 de Abril de 2017

Recientemente un conocido que va de graciosillo, me preguntó al entrar al Milton Palace si había plantado césped en el salón o es que hacía tiempo que no barría.

Para serles sincero, reconozco que tengo algo dejado el tema del cuidado del hogar, aunque no es por culpa mía sino por la incapacidad para interactuar que demuestran los modernos productos de limpieza y, en segundo lugar, por culpa de la Teletienda.

Porque yo soy el hombre botecillo, si hasta mis vecinos guiris me conocen como “Botecillo Nan”: producto que veo de limpieza en el súper, va a la cesta. Cuanto más caro y sofisticado, mejor, y si es extranjero y tiene una logo chulo, es el no va más. En la Golden Mile creemos en el principio macroeconómico que afirma que lo caro e inutil es, por sí mismo, muy fashion.

Pero cuando llego a casa cargado de botes, los coloco a todos en el suelo y les digo: “¡Ale, muchachos, al lío!”. Ni se mueven. A veces les pongo una escudilla con agua y hasta les incentivo prometiendo llevarles al parque canino cercano si hacen bien el trabajo. Ni puñetero caso.

Y lo mismo me pasa cuando compro cosas de limpieza en la Teletienda, que pedí la escoba mágica y la fregona revolucionaria que limpia, seca y abrillanta a la vez y nada de nada. No traían ni libro de instrucciones, ni mando a distancia, ni la varita mágica y el traje de Harry Potter para poner en marcha la escoba mágica. Y la fregona, de revolucionaria nada, que le cante La Internacional en varias ocasiones y como si le hubiera cantado Clavelitos. Ya lo sospechaba yo, cuando la vi en la caja con su cubo naranja me dije, "esta es de Ciudadanos".

Sin embargo, viendo ahora el salón me doy cuenta de que estaba obcecado por mi desesperación, que si pongo un sistema de riego automático y planto unas parterres aquí y allá, lo del suelo del salón de césped no queda nada mal.


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