Miren, lo del Brexit lo estamos haciendo fatal, porque en toda negociación hay que ser firme y saber presionar al adversario para que ceda.
Por eso, si yo estuviera negociando con Londres, lo primero que haría sería prohibir el té en Europa para que los residentes británicos se fastidien. Prohibidas también las películas de James Bond y los Aston Martin, que tendrían que traducir la marca al español, pasando a llamarse Gastón Martín. Se acabaron los anglicismos en nuestro idioma, así que la ingle ya no se llamaría ingle sino "entrepiennna", como dice la Real Academia; quitaríamos el "stop" de las señales de tráfico y pondríamos "Quieto parao". Y aquí en Marbella se acabó eso de las cartas de los restaurantes en inglés: en español, román paladino y latín para los estrella Michelín.
Los residentes que desearan permanecer en nuestro territorio deberían probar su españolidad sirviendo un mínimo de seis meses en La Legión, componiendo una saeta y lanzándose por fandangos y bulerías. Al de la guitarra lo podríamos con una subvención de la Junta de Andalucía.
Se acabaría también lo de aprender inglés en el colegio, que te tiras un montón de años estudiando el idioma y dos veranos en Londres para luego volver diciendo “yes, please, spaguetti y croissant”.
Además de estas medidas de presión pasiva, yo optaría por una estrategia para desmoralizar a los negociadores ingleses y les enviaría, en plan caballo de Troya, cosas como las grabaciones de los últimos cinco años de “Sálvame de Luxe”, el manual de contabilidad de Luis Bárcenas, los mejores discursos de Susana Díaz repitiendo veinte veces lo mismo y a un diputado de Podemos para que se pase el día pidiendo la devolución de las Malvinas a los pingüinos que viven por allí.
También, para torpedear la capacidad económica británica, infiltraba a varios camareros con contrato indefinido y 30 años de antigüedad en la empresa y a ver cómo se iban a librar de ellos. Además, les mandaba a Fustegueras para que les hiciera el Plan General de Ordenación Urbana de Londres. Se iban a enterar.
Con mi estrategia, los británicos ni negociaban, salían corriendo de Europa y nos devolvían Gibraltar por si acaso. Se lo digo yo.
Comentarios potenciados por CComment