Han llamado poderosamente mi atención esas iniciativas a través de internet de gente que pide dinero para financiar proyectos justos, solidarios y beneficiosos para la comunidad.
Los que hemos estudiado en Eton llamamos a esta práctica crowdfunding, que traducido significa fundirse la pasta de otros, más o menos. El invento me ha parecido tan bueno que yo voy a poner en marcha mi propio proyecto, denominado “Por el Morro”, solicitando financiación a través de esta misma página gües.
Mi idea es recaudar entre todos los internautas del planeta el dinero necesario para vivir el resto de mis días sin pegarle un palo al agua, que es lo mismo que he hecho hasta hoy, pero ahora sin tener que irle dando sablazos a la gente para mantener mi injustificado nivel de vida.
Muchos pensarán que no existe tanto tontoelhaba para darme dinero a ciegas sin conocerme de nada; y aún menos conociéndome. Sin embargo, se equivocan, sí que existen. Es una simple cuestión de matemáticas: según la Chukipedia esa, en la Tierra viven unos 7.500 millones de personas; ¿me van a decir que entre tanta gente no va a haber un 1% de tontoselhaba?, y eso siendo prudente en el cálculo, porque con lo del cambio climático, las cláusulas suelo, lo de Trump y lo mío con Elsa Pataky, se prevé un destacado aumento del tontohabismo.
Son, por lo menos, 75 millones de tontosdelhaba que me darán un euro, inversión mínima aceptable para participar en mi crowdfunding, que si empezamos con los céntimos siempre me armo lío con las cuentas.
Por supuesto, para probar que no se desvía ni un euro de esos 75 millones, colgaré en la plataforma las facturas de los bares en los que me tomo las cervecillas y fotos mías en los mejores restaurantes del mundo rodeado por decenas de valkirias a las que yo mismo financiaré para que me hagan muy feliz. Porque lo que no se puede es pedirle a la gente que sea generosa y luego no serlo tú.
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