Estoy viendo en la tele a un montón de supuestos expertos dando consejos para combatir el calor, ignorantes de que aquí en el sur de España no hace calor sino “la caló”. El calor es una situación meteorológica, “la caló” es mucho más; es además un estado emocional, una religión, una forma de vida.
Por eso, olviden los habituales consejos de que hay que refrescarse, beber mucha agua o ir por la sombra. Esos solo sirve contra el calor.
Pero los que sabemos de esto, también sabemos que esos consejos son inútiles, cuando no contraproducentes, para combatir “la caló”. En primer lugar porque el que se refresca se convierte en un fresco, que no es más que un sinvergüenza pero en plan cutre, nada profesional. Eso es como si unas chicas jóvenes te acusan de ser un viejo verde con la intención de ofenderte, cuando un "viejo verde" no es otra cosa que un ecologista de cierta edad. Y eso de ser ecologista está super de moda, para mí que hasta hay subvenciones de los Fondos Next Generation para comprarte la elegante gabardina de Burberry con la que uno cubre sus vergüenzas antes de mostrarlas a las damas en la vía pública, y no es que yo lo haya hecho nunca, lo he leído en la Wikipedia.
En segundo lugar, lo de beber agua es un error fatal porque si te pasas, te ahogas. Por eso ponen socorristas en las piscinas y en las playas, por si alguien se pasa bebiendo agua. Sin embargo, contra “la caló” se bebe cervecilla, ¿Han oído que alguien se haya ahogado por pasarse con las cañitas? Pues eso.
Y, lo tercero, de lo de ir por la sombra, ni hablamos, una tontería. No es casualidad que de las malas personas se diga que tienen mala sombra y que la policía ponga a los malos "a la sombra".
Pero con “la caló” no pasa nada de esto porque se combate con medios ecológicos, sostenibles, transversales y reciclables.
Lo primero que hay que hacer contra "la caló" es repetir expresiones como “¡uffff, que caló!” mientras se pasa el dorso de la mano por la frente.
También es útil hacer comparativas geográficas de temperaturas y recordar que "esto no es ná. Caló es la que hace en mi pueblo que ayer alcalzaron los 45 grados" y animar así una acalorada conversación sobre cuál es la provincia donde se pasa peor.
Finalmente, por supuesto, está la solución universal de ponerte un buen abrigo o un plumas y acercarte a la Agencia Tributaria. Allí le dices al guarda jurado que vienes a entregarte, le das tu nombre y tu DNI. Entonces un funcionario busca tus datos en la lista de perseguidos y cuando te confirma que no tienes nada pendiente con Hacienda, te quitas la ropa de abrigo.
Te se pasan los sudores en el acto y entra un fresquito revitalizante que no veas. Y además te vuelves a tu casa con la certeza de que la Agencia Tributaria todavía no sabe nada.
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