Mal rato he pasado cuando el webmaster del Universo que se encarga de los aspectos técnicos del templo de objetividad, ecuanimidad y veracidad que es este periódico digital me dijo que yo no tenía inodos y que así ya podía ponerme a escribir postales porque en el periódico no se iban a publicar ni las órdenes de búsqueda y captura contra mí.
Para lo que entendemos de inodos, esa provocación es inaceptable, así que le dejé muy claro que a mí me sobran inodos, que yo siempre he tenido un par de inodos. Entonces va webmaster del Universo y me dice que necesito más de medio millón de inodos nuevos, e inevitablemente me pregunto cómo mete uno medio millón de inodos en unos pantalones, que luego a ver quién es capaz de subirse la cremallera.
Yo, que soy algo entendido en esto de la informática, le pregunto si lo de ese puñao inodos se puede sustituir por cuarto y mitad de Viagra, que lo mismo una cosa compensa la otra. Pero me dice que no es lo mismo, que los inodos son archivos digitales y que lo de la pastilla azul, aunque las comprimas en un zip, no soluciona este problema. Otros sí, pero la falta de inodos, no. Porque, según webmaster del Universo, tengo todos los inodos llenos y no hay sitio para más.
Al final, tengo yo razón, con lo machote que soy, yo sabía que ahí abajo no cabían más inodos de los que hay. Los tengo hasta los topes, para que luego se me queje Elsa Pataky de tonterías y vaya por ahí propagando falsedades y fake news. Será por inodos.
Porque les recomiendo una cosa, no se queden atrás en esto del rollo digital, puede llegar cualquier listillo, les arranca los inodos y terminan queriendo llamarse Maria Vanessa Libertad y presidiendo una carroza en el desfile del orgullo gay.
Aunque también es verdad que a lo mejor el Ministerio de Igualdad subvenciona la falta de inodos y hasta puede uno acogerse a la ley trans. Esto de la informática es que es un mundo.
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