Pues les digo una cosa, pa mí que los Reyes Magos están sobrevalorados. Entiendo que hay que mantener el discurso falso e ilusionante creado para los niños y otros votantes, pero lo cierto es que a mí no me han traído nada de lo que había pedido. Y eso que envié la carta certificada, con acuse de recibo y con un billete de cinco eurillos dentro para su próxima campaña electoral.
En primer lugar me respondieron que no a mi petición de carbón, porque decían que eso era solo para los niños que se habían portado mal. Ello aunque les dejé clara en la carta mi intención de vendérselo a Endesa para poner en marcha centrales eléctricas altamente contaminantes. Por supuesto, ofreciendo a sus majestades una comisión del 15%; lo que no se llevó el rey emérito por lo del AVE a La Meca. Avariciosos Magos de Oriente.
También me negaron lo de acogerme a la reforma del Código Penal de Pedro Sánchez, para que lo mío no fuera considerado malversación sino solo un despiste que, accidentalmente, terminó en una cuenta de las islas Caimán. Al fin y al cabo, seamos sinceros, quién necesita más hospitales y colegios en su ciudad, que luego no hay donde aparcar.
Ni tan siquiera me concedieron el deseo de un buen abogado, y de gratis, porque, según la nota que me dejaron sobre la mesa del comedor, los buenos abogados los carga el diablo. Aunque sí me dejaron una estampita de la Virgen de Lourdes, única capaz de evitar lo inevitable.
No también a lo del número de teléfono de Elsa Pataky, con la estúpida excusa de que era una madre de familia felizmente casada con un tipo fuerte que tenía un martillo enorme. Un picapedrero en definitiva. Ya ves el futuro que le espera a mi chica. Pobre ignorante.
Negativa también a lo de que me dejaran una pieza de artillería de 155 milímetros para, en solidaridad con Ucrania, meterle un cañonazo a mi sucursal de Abarca y Devora Ltd. Bank. Y miren que insistí en esto, aclarándole a los tres reyes que a lo empleados les iba a dar igual porque les iban a despedir en el próximo expediente de regulación de empleo, mientras yo les ofrecía la posibilidad de liberarse de sus miserias de forma digna, al amanecer y a cañonazos, como Dios manda.
Y como ya preveía que a todo me iban a contestar que no, les dije que al menos me dejaran el cofre del oro y que el de incienso lo rellenaran de hachís, que luego repartíamos.
Pues nada de nada. Lo que les digo, sobrevalorados. Eso pasa por derogar la reforma laboral y contratar a los Reyes Magos como fijos discontinuos. Con los monarcas siempre es igual, si no los pasas por la guillotina con diligencia, se creen que le pueden tomar el pelo a la gente.
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