Pues con eso de que se acercan las elecciones europeas he estado pensando seriamente lo de presentarme como candidato y hacer como Puigdemont, irme al exilio. Al parecer eso da votos y podría convocar ruedas de prensa clandestinas para poner a parir a todo aquel que no pague lo suficiente.
Yo ya he hecho mis números y tengo claro que no me puedo exiliar a un casoplón en los alrededores de Bruselas como Carles, pero sí que me puedo permitir refugiarme en Monda o en Guaro, que creo que no tienen tratado de extradición con España, y si Puigdemont se puede exiliar en Waterlú, yo puedo hacerlo en un pueblo andalú.
Además, eso conecta más con la gente. Esa imagen de líder carismático pero sencillo, que se trata con los votantes y que les mira a la cara cuando le cuentan sus problemas a pesar de que a los candidatos nos importen un rábano y solo pretendamos robarles todo lo que podamos. No es casualidad que el partido que voy a crear se llame TPM -Tó Pa Mí-.
Piénsenlo seriamente, ¿cuándo un candidato a algo se ha entretenido en escuchar sus demandas? Yo nunca desde luego, porque no me suelo hablar con la gente que pretende demandarme. Al final todos quieren lo mismo, dinero, unas veces por que se lo debes y otras, también. Y lo sé por experiencia, que eso me pasó con Scarlett Johannson y con Julia Roberts, que solo me querían por mi dinero. Lo de Elsa Pataky fue diferente, solo le interesaba mi cuerpo, pero luego conoció a Thor, que tenía un martillo mas grande, y la cosa se fastidió.
Aunque les digo una cosa que aprendí a lo largo de mi amplio bagaje político: lo importante no es el tamaño del martillo sino la pericia del exiliado. Miren a Puigddemont, que es el que manda aquí sin ser nadie ni aquí ni allí. Y con esos pelos.
Lo mismo le ofrezco la oportunidad de unirse a mi partido y compartir pisito en Monda, que con los precios de los alquileres lo del exilio, aunque romántico, se ha puesto chungo de narices.
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