Aunque mi buen amigo Johnny Rambo crea que lo peor fue lo de Vietnam y que los “charlies” están por todas partes, se equivoca. Son las cucarachas las que están por todas partes y soy yo el que ha presentado batallas contra ellas en estos últimos días.
Fue de forma cobarde, sin avisar y sin declaración previa de guerra o de inicio de hostilidades, un poco en plan hijo Putin. Yo estaba en mi gruta hace solo unos días cuando, en de pronto, una brigada de la peligrosa especie de cucaracha pedigüeña, científicamente denominada Blatta Pedigüeñis, asaltó mi morada accediendo subrepticiamente por el cuarto de baño.
En principio me preocupó que tuvieran la tripita suelta y que hubieran gastado todo el papel higiénico -lo compro de tres capas y suave tisú. Vamos, de los caros-, pero aún fue peor. Me atacaron con su más tradicional estrategia, pidiendo de tó. Si los pedigüeños ya son un coñazo en Marbella, imaginen decenas de estas, en formación cerrada y con marcialidad militar, avanzando sobre dos patas y pidiendo con las otras seis que tienen intentando socavarme sicológicamente al grito de “dáme argo” y “má vale de pedí que de robá”.
Me enfrenté a ellas con gallardía y arrojo, con desprecio de mi propia vida, y al grito de “por Castilla, por León y por Koldo y sus mascarillas de campeón”, y me lancé a la batalla armado únicamente con un bote de insecticida y gran valor.
Las rocié sin compasión, aunque sin rencor, y cuando vi que alzaban las patas para que les pusiera un poco más en los sobaquillos supe que nunca debí comprar el insecticida en los chinos.
Sabía que la situación era como salvar al soldado Ryan en El Álamo mientras un inspector de la Agencia Tributaria te declara su amor incondicional, si bien estaba decidido a morir matando.
Pero entonces apareció por mi flanco derecho, casi a traición, un escuadrón de la tuna de las cucarachas, la famosa Blatta Tuneris, con el "Clavelitos", con esas seis patas tocando bandurrias, guitarras y panderetas, y me conquistaron por el lado sentimental. Me se saltaron las lágrimas.
Me pierde el romanticismo, lo admito.
Ratio: 5 / 5
Votos totales: 5
Comentarios potenciados por CComment