Como es tradición, hace unos días celebré la comida navideña de empresa, actividad que no es únicamente lúdica sino una herramienta fundamental para mantener el espíritu de equipo y la solidaridad entre todos los empleados, sin importar el precio del evento o ágape.
Milton
Quizá por culpa de mi innata gallardía y espíritu aventurero, regresé hace unos días a Marbella tras un arriesgado periplo por ignotas tierras del norte, tradicionalmente refugio de beligerantes rebeldes que, sin embargo, no han desanimado mis obligaciones como colonizador.
Esta mañana se ha presentado el anuncio de la Lotería de Navidad y, como me sucede todos los años, ha logrado levantarme el ánimo. Con esos actores tan amargos y tristes, esos guiones de tragedia griega y la música sacada del hit parade de las bandas sonoras de velatorios, cuando termino de ver el anuncio me doy cuenta de que mi vida está plagada de éxito y de que cada día me parezco más al hermano guapo de Brad Pitt.
He estado pensando que ahora que el Gobierno quiere reformar la Constitución para adaptarla a la realidad social española, deberíamos aprovechar y hacerlo con una visión más amplia, valiente, pragmática, resiliente, emponderable, igualitaria y antifranquista por supuesto.
A mí porque no me gusta destacar, ni quiero hacerle sombra a Pedro Sánchez, que eso de no figurar lo lleva fatal el muchacho, pero si me llegan a avisar con tiempo para asistir al Consejo Europeo de hoy, me llevo mi plan de ahorro energético remasterizado y me hacen la ola.
Recibo preguntas de angustiados lectores implorándome una explicación clara y concisa sobre eso de que el Gobierno haya “topado” el precio del gas para contener la factura de la luz y que ahora les meta un palo de 50 euros más cada mes para compensar a las empresas de gas por “topar” el precio del gas.
Viendo en el telediario que si cuatro amiguetes se ponen de acuerdo y se declaran colectivo necesitado de especial protección pueden solicitar subvenciones públicas, me he dado cuenta de que yo soy una víctima de casi todo, un multimaltratado necesitado de una generosa protección pública cuantificable en euros y desgravable.
Bien, este es uno de esos momentos en los que los padres necesitan a un profesional ante la vuelta al cole de los más pequeños. No se preocupen, estoy aquí para ayudar y resulta obvio que los que tienen hijos necesitan de mi consejo.
Siempre he creído que a la gente le pesa demasiado eso del final del verano y la vuelta a la normalidad. Sin embargo, con mi habitual optimismo, les animo a ver la botella medio llena y a pensar en los aspectos positivos que tiene este nuevo episodio de nuestra aventura vital.
Pues vaya problema, porque llevo ya varios días con los síntomas propios del covid y ahora, por hacerle caso a los de la pandilla, voy me hago un test y el resultado es como mi triunfo vital, profesional, económico y social: negativo.