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Domingo, 7 de Enero de 2024

La ofensiva israelí en Gaza ha enconado y fragmentado a la opinión pública occidental que hoy se divide entre los que están a favor o en contra del modus operandi de Israel en la Franja. Lo que implica necesariamente que los conceptos se hayan simplificado y solo se distinga entre propalestinos y proisraelíes.

Por desgracia, las cosas nunca son tan sencillas. Israel, como era de esperar, está ganando las batallas militares mientras Hamás está venciendo en la de los medios con un discurso de victimización que, aunque exagerado, torpe y básico, es rápidamente asumido por la mayor parte de los medios de comunicación y de los políticos, temerosos de que alguien les señale con el dedo y les acuse de no defender los derechos humanos.

Israel lleva matando palestinos sin dar explicaciones, y sin que nadie se las pida, desde 1948 y ello a pesar de que nunca ha combatido contra ellos. Con esa diferencia de potencial militar, lo que hacen los israelíes no es la guerra, es vengarse.

A ningún otro país del mundo se le permitirían excesos como los que estamos viendo cada día en la televisión sin que nuestros fariseos en el poder comenzaran a rasgarse las vestiduras. Sobre ellos también pesa el temor a que sean estigmatizados como antisemitas, otra batalla mediática en la que, en esta ocasión, los judíos ganan por goleada.

Sin embargo, los palestinos tampoco han sido capaces en todas estas décadas de ofrecer una imagen solvente de país. Viviendo de la caridad internacional, con unas instituciones corruptas hasta la médula y fustigándose permanentemente con la Nakba, la "catástrofe" que supuso que los israelíes les expulsasen a Cisjordania y Gaza, han sido incapaces de demostrar a sus vecinos y al resto del mundo que pueden construir algo. Sin empleos, sin economía y sin esperanza, que apareciera un Hamás encarnando la rebelión de los borregos era solo cuestión de tiempo. Más aún cuando fue Israel la que animó durante años el crecimiento de Hamás para debilitar a la Autoridad Nacional Palestina. Quizá se le fue la mano.

El pueblo palestino no parece consciente de que su gran baza militar no es la de realizar brutales atentados terroristas contra civiles, eso les separa aún más de la creación de un Estado propio. Con el índice de natalidad que tienen podrían "invadir" Israel legalmente en unos cuantos años simplemente ofreciendo a sus vecinos los productos y la masa laboral de la que carecen los judíos. Y sin pegar un solo tiro ni matar a nadie.


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